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Una respuesta focalizada para la crisis educativa: el Intercambio en Conocimiento e Innovación de la GPE

 

Alice Albright

Chief Executive Officer, Global Partnership for Education

Jean Lebel

President, IDRC

Se necesitan avances significativos para mejorar la calidad educativa en los países en vías de desarrollo. El Instituto de Estadística de la UNESCO calcula que 617 millones de niños en todo el mundo no alcanzan niveles mínimos de competencia en lectura y matemáticas. Casi todo ellos se encuentran en países de bajos ingresos.

Al ritmo de cambio actual, no alcanzaremos el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS 4) —garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos— antes de 2030, lo cual dejará atrás a muchos niños. El statu quo se traducirá en una “brecha de cien años” para que los niños pobres alcancen los niveles educativos de los niños de hoy que tienen posibilidades económicas. Si nos tomamos en serio el ODS 4 y deseamos acelerar el ritmo de cambio, debemos hallar nuevas maneras de superar la crisis de aprendizaje.

Cinco problemas fundamentales para mejorar los resultados educativos

Existe cinco problemas que lentifican el ritmo de mejora en los resultados educativos de todo el mundo:

1. Conocimientos limitados sobre lo que funciona

La evidencia global apunta a las características de los sistemas educativos que funcionan bien, pero un análisis reciente acerca del impacto de las intervenciones educativas sobre el aprendizaje y la participación escolar en países de ingresos bajos y medios señaló que hay muy poca evidencia disponible sobre qué hace que las intervenciones funcionen o no, o sobre los costos de implementarlas. Además, como se observó recientemente, cuando se dispone de evidencia pertinente, su difusión suele ser escasa, en especial entre las principales partes interesadas en la educación de los países en vías de desarrollo. Para mejorar las políticas y las prácticas, y cerrar la brecha educativa entre niños ricos y pobres, necesitamos un enfoque mucho mejor, que permita obtener y difundir evidencia confiable sobre intervenciones educativas eficaces.

2. Los desafíos de ampliar la escala de las innovaciones educativas

Expandir el uso de innovaciones que demuestren impacto en la forma de pilotos es crucial para acelerar un cambio positivo, pero ampliar su escala es difícil en términos de financiación y tiempos. A pesar de la proliferación de innovaciones educativas, la evidencia sobre cómo ampliar la escala de iniciativas que mejoren los resultados de aprendizaje es limitada. En los últimos años, se han generado importantes conocimientos sobre cómo ampliar las escalas a partir de proyectos como Journeys to Scale y Millions Learning. Sin embargo, se necesitan más conocimientos y experiencia para comprender por qué, por ejemplo, el intento de Camboya por ampliar los centros de desarrollo de la primera infancia y los preescolares tuvo un resultado variado y limitado sobre el desarrollo infantil, mientras que el enfoque de Burundi, que consistió en enviar libros de texto a las escuelas, tuvo buenos resultados, de acuerdo con lo señalado en el Informe sobre el desarrollo mundial 2018.

3. La necesidad de respuestas con relevancia nacional

Los sistemas educativos eficaces son aquellos que trabajan con las dinámicas políticas, económicas y culturales del país, y que mejor responden a ellas. Aunque se reconoce universalmente que el contexto importa, la contextualización sigue siendo difícil en los países en vías de desarrollo, ya que la mayoría de las innovaciones y las mejoras en los sistemas se obtienen, se diseñan y se apoyan de forma internacional, alejadas de las realidades nacionales. Por ejemplo, aunque la crisis educativa puede ser mayor en países del África subsahariana, estos tienen contextos extremadamente heterogéneos. Los intentos por acelerar el cambio solo pueden resultar exitosos si se los diseña teniendo en cuenta la dinámica específica del país y si incluyen la formación de capacidades para adaptar soluciones existentes.

4. El uso limitado de la evidencia en las políticas y la planificación

La calidad de la educación no mejorará sin la implementación eficaz de políticas sólidas. Aunque crece la demanda por el uso de evidencia en los diálogos sobre políticas y la planificación en muchos países en vías de desarrollo, los gobiernos suelen tener un acceso limitado a evidencia pertinente y, en caso de poder usarla, tienen capacidades limitadas para aplicarla en sus políticas y prácticas. Para acelerar el ritmo de mejora de la calidad educativa, en primer lugar debemos asegurarnos de que los gobiernos tengan acceso a investigaciones basadas en evidencia y, en segundo lugar, de que tengan capacidades para adoptar la evidencia y las innovaciones en su sector educativo.

5. Inversiones limitadas en el intercambio de conocimientos

Los problemas ya mencionados se ven agravados por la muy baja inversión en intercambios de conocimientos que permitan ampliar la escala de innovaciones eficaces, coordinar iniciativas transfronterizas y brindar herramientas a los sistemas educativos locales. En la actualidad, solo un 3 % de la asistencia oficial para el desarrollo en materia de educación se asigna a producir bienes públicos globales, mientras que esta cifra asciende al 21 % en el sector sanitario. Si nos acercamos a la brecha de los cien años, necesitamos más inversión en bienes públicos globales para facilitar el intercambio de información entre fronteras y difundir prácticas eficaces adaptadas a los contextos nacionales o locales.

Intercambio en Conocimiento e Innovación de la GPE

El Intercambio en Conocimiento e Innovación (KIX) de la GPE es una iniciativa conjunta entre el GPE y el IDRC que intenta responder a estos desafíos y fortalecer los sistemas educativos de 68 países socios. La GPE aporta su red de socios comprometidos y su experiencia en el respaldo de una mejor planificación sectorial, la implementación y el fortalecimiento del sistema. El IDRC, por su parte, contribuye con su amplia experiencia en el apoyo y la difusión de investigaciones e innovación para construir sociedades más saludables, igualitarias y prósperas en los países en vías de desarrollo.

Implementado por el IDRC y con un presupuesto de aproximadamente CAD 82 millones (casi USD 63 millones) en un lapso de cinco años, el KIX encuentra y financia respuestas a los principales desafíos educativos identificados por los países socios, y ayuda a ampliar su escala. Además, se asegura de que estas soluciones alimenten las políticas y los procesos de planificación del sector educativo nacional. El KIX se determinará a partir de la demanda de los gobiernos nacionales y será impulsado por lo que los países consideran sus principales desafíos en materia de políticas.

El KIX también financiará nuevas investigaciones para cubrir brechas en la evidencia y el conocimiento, generará soluciones innovadoras a problemas identificados por los países socios y consolidará la capacidad de los gobiernos para innovar, generar y usar evidencia y datos. Al hacerlo, el KIX ampliará el “ecosistema de aprendizaje” de las organizaciones del hemisferio sur para que aprendan, innoven, construyan y usen evidencia, lo cual, a su vez, profundizará nuestra comprensión colectiva sobre la ampliación exitosa de la escala de las innovaciones, a fin de incrementar la eficacia de los sistemas educativos.

El KIX se basará en cuatro centros regionales, donde los socios se reunirán para compartir información, innovación y prácticas relevantes. Además, el KIX otorgará subvenciones en los niveles global y regional para que inviertan en la generación de conocimientos y la innovación, y para que amplíen la escala de iniciativas comprobadas.

Inicialmente, el KIX se centrará en seis temas propuestos por gobiernos de países en vías de desarrollo y organizaciones miembro como áreas prioritarias. Como primer paso para identificar las brechas en la evidencia y el conocimiento, distintos especialistas temáticos redactaron documentos de discusión. Estos se crearon con el asesoramiento de los siguientes expertos internacionales y de países en vías de desarrollo: Luis Crouch, sobre sistemas de datos; Kate Anderson, sobre sistemas de evaluación del aprendizaje; Kwame Akyeampong, sobre enseñanza y aprendizaje; Elaine Unterhalter, sobre igualdad de género; Pauline Rose, sobre igualdad e inclusión; y Francis Aboud y Kerrie Proulx, sobre cuidado y educación en la primera infancia.

El KIX está en marcha

Se prevé que el KIX se lance en los próximos meses. Los primeros pasos incluyen el establecimiento de centros regionales y el comienzo del llamado a las Subvenciones Globales del KIX.

A principios de este mes, publicamos un llamado a expresiones de interés dirigido a organizaciones interesadas en postularse como socias de aprendizaje para los centros regionales. Estos socios facilitarán el aprendizaje y el intercambio de pares entre los países socios de la GPE.

La semana próxima, lanzaremos el primer llamado de las Subvenciones Globales del KIX con el fin de generar conocimientos y evidencia para la adopción, la adaptación y la ampliación de la escala de innovaciones prometedoras en países de la GPE. Las subvenciones globales financiarán proyectos para apoyar la adopción, la adaptación y la ampliación de la escala de innovaciones prometedoras en países de la GPE sobre seis áreas temáticas. Anticipamos que estas subvenciones mejorarán nuestra comprensión sobre cómo ampliar la escala de respuestas educativas innovadoras, rentables y sostenibles en países socios de la GPE.

Durante el transcurso del año próximo, se implementarán elementos adicionales, que incluyen la plataforma digital del KIX, la contratación de un socio de investigación para acompañar todas las subvenciones y el lanzamiento de subvenciones regionales en las cuatro regiones. Las actualizaciones estarán disponibles en el sitio web del KIX de la GPE y a través de la lista de correo.

Estamos muy entusiasmados por esta iniciativa conjunta y esperamos poder trabajar con países socios y organizaciones de todo el mundo para acelerar el ritmo de cambio y mejorar la calidad educativa que reciben los niños más desfavorecidos, ahora y en el futuro.

Este artículo también aparece en el sitio web de la Alianza Mundial para la Educación (GPE).